El Arca Musarithmica


Un compositor automático del siglo XVII.



En efecto, en pleno XVII se construyó la máquina que vemos en la imagen y que funcionaba verdaderamente como un compositor mecánico y casi autónomo. Para poder ver su uso, función y mecánica hemos de comprender el contexto en el que apareció pues no fue ni mucho menos una creación para el vano entretenimiento.


    Estamos en pleno Barroco. Para la gente de esta época la música describía perfectamente los "afectos" o estados del ánimo: melancolía, alegría, ira, sosiego... Hubo muchos teóricos que investigaron asimismo el efecto que determinada música despertaba en oyentes que padecieran algún tipo de trastorno emocional. Así, se observó que la música melancólica ayudaba mejor a pacientes depresivos mientras que la música de baile era preferida por personas que pasaban por un estado de alegría. Si saltamos a la moderna Musicoterapia podemos apreciar que este efecto de la música sobre los pacientes constituye la base fundamental del tratamiento musicoterapéutico.

    Volvamos al siglo XVII. La cultura occidental está en plena expansión universal. En las nuevas colonias esta imposición cultural se realiza por las buenas o por las malas. Se intenta "educar" al indígena en las "civilizadas" costumbres, creencias y demás características de la sociedad europea. La Iglesia se abre paso en su proceso de evangelización como una de sus prioridades y deberes hacia el prójimo.

         Pronto se vió en la música un gran poder como medio de propaganda y difusión que la Iglesia no dejaría de aprovechar. En concreto, los jesuítas hallaron en ella un elemento de unión y acercamiento entre las distintas culturas, unificando en muchas ocasiones la emoción de la fe cristiana con las creencias autóctonas dentro de una melodía para medrar en su labor evangelizadora. En estos menesteres encontramos a un sabio entre sabios, una figura prestigiosa en todos los campos que abarcaba el saber de la época: Athanasius Kircher. Teórico musical, jesuíta, egiptologo, estudioso de la sinología, el magnetismo, la vulcanología, la óptica, la mecánica, la acústica, la lógica combinatoria y la sciencia universalis.

    Para Athanasius la música era muy hermosa y ella reflejaba las proporciones del universo. Como exponente de sus investigaciones, su tratado Musurgia Universalis fue el tratado de música más completo de su época y el que gozó de mayor difusión. En ella abordaba los diferentes estilos de expresión (con ejemplos musicales), el tratamiento musical de algunos trastornos y muchos aspectos más. Entre ellos encontramos la descripción de una verdadera joya de la ingeniería, una máquina capaz de inventar diferentes canciones según la ocasión y la necesidad. No hacía falta entender de música, como si de un ordenador se tratara, se programaba el aparato con diferentes tablas de madera según la carga emocional adecuada para el texto, el ritmo, sonidos, número de sílabas y así hasta diez parámetros diferentes. Con todo ello la máquina llamada Arca Musarithmica componía canciones para que los misioneros pudieran unirla al texto y hacer uso de ellas.
  

                               

















        Como complemento, os cuento otro invento de Kircher como fue una  gran estructura que representaba un oído gigante al que conectó a una estatua y utilizaba para asustar a los amigos. También descubrió que era dentro del oído donde se formaba el sonido y muchas cosas más. Un personaje más que interesante, sin duda alguna.

















Fuentes:

- Aracil, Alfredo: Juego y artificio. Autómatas y otras ficciones del Manierismo a la Ilustración (Cátedra, 1998)

- http://www.mediateletipos.net/archives/8229

- http://www.krazydad.com/blog/2006/04/02/organum-mathematicum/
         En esta web podemos ver  como su autor intenta realizar el proceso del arca musarithmica en un programa informático con la inclusión de los distintos parámetros.




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